¿Por qué no se ven juegos perfectos ahora?
Un juego sin hit ni carreras es una gesta impresionante y especial para cualquier lanzador. Incluso después de una temporada como la del 2021 en la que se tiraron nueve, siguen siendo bastante raros.
¿Pero un juego perfecto? Un perfecto es otro nivel.
En la historia de las Americana y Nacional, se han lanzado 316 no-hitters reconocidos de manera oficial (incluyendo dos este año), pero sólo 23 de ellos (incluyendo postemporada) fueron juegos perfectos. Y en los últimos 10 años, no hemos visto ninguno de estos últimos.
Desde que el venezolano Félix Hernández completó el tercer juego perfecto de la campaña del 2012 aquel el 15 de agosto, se han tirado 38 no-hitters, pero ningún perfecto.
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Esa brecha, que va creciendo cada día, está empezando a convertirse en algo significativo desde un punto de vista histórico. Sólo dos veces desde 1901 se han registrado al menos 38 partidos sin imparables ni anotaciones sin que ninguno de ellos sea un perfecto.
Pasó entre el perfecto de Charlie Robertson por los Medias Blancas el 30 de abril de 1922 y el juego perfecto de Don Larsen el 8 de octubre de 1956 por los Yankees durante la Serie Mundial, una racha de 42 no-hitters entre una joya y otra.
Y luego entre el perfecto de Catsfish Hunter el 8 de mayo de 1968 por los Atléticos y el de Len Barker el 15 de mayo de 1981 por Cleveland (también 42 no-hitters entre uno y otro).
Entonces, ¿qué pasó para que estemos en una situación así? Una sequía de este tipo no parecía posible hace una década.
La campaña del 2012 perfectamente puede calificarse como El Año del Juego Perfecto, porque es la única temporada en la historia con tres de ellos: El de Philip Humber por los Medias Blancas ante los Marineros el 21 de abril, el de Matt Cain ante los Astros el 13 de junio y el ya mencionado de Hernández frente a los Rays. También estuvieron los de Dallas Braden por los Atléticos y Roy Halladay por los Filis en mayo del 2010, y el de Mark Buerhle con los Medias Blancas en julio del 2009.
Entre el 2009 y el 2012, empezó a parecer que el juego perfecto estaba perdiendo algo de su prestigio. Pero ahora estamos acercándonos a una década sin ninguno, a pesar de que el porcentaje de embasarse de la liga en las últimas temporadas se ubica entre los peores de todos los tiempos (al momento de escribir esta nota era de .308, que sería el tercero más bajo en la época de la bola viva).
A primera vista, lo que está pasando no tiene sentido. Y sería tentador sugerir, como fue aparentemente el caso en 1922, 1956 y 1981, que veremos un juego perfecto en cualquier momento. Quizás sea así.
Pero uno no pasa de un festín de comida a una dieta estricta simplemente por accidente. Entonces, vamos a adentrarnos en cinco motivos que explican por qué esas gestas de 27 enfrentados y 27 outs se han vuelto tan elusivas en MLB estos últimos 10 años.
1. Hemos estado cerca muchas veces
Primero y principalmente, vamos a dejar algo claro: La suerte no ha estado de nuestro lado.
Desde 1901, ha habido 33 ocasiones en las que un lanzador perdió un juego perfecto en la novena entrada o luego. Increíblemente, ocho de esos casos – el 24.2% — han ocurrido en las últimas 10 campañas.
- Yu Darvish, TEX, 2 de abril del 2013 (hit con dos outs)
- Yusmeiro Petit, SF, 6 de septiembre del 2013 (hit con dos outs)
- Max Scherzer, WSH, 20 de junio del 2015 (bateador golpeado con dos outs)*
- Rich Hill, LAD, 23 de agosto del 2017 (error sin outs)
- Jorge López, KC, 8 de agosto del 2018 (base por bolas y hit sin outs)
- Ryne Stanek/ Ryan Yarbrough, TB, 14 de julio del 2019 (hit sin outs)
- Mike Leake , SEA, 19 de julio del 2019 (hit sin outs)
- Carlos Rodón, CWS, 14 de abril del 2021 (golpeado con un out)*
*Completó el juego sin hit ni carreras
Son un montón de veces rozando la gloria.
Y si bien ninguno de esos casos fue tan escandaloso como el infame error del umpire Jim Joyce que le robó su perfecto al venezolano Armando Galarraga el 2 de junio de 2010, los pelotazos que dieron Scherzer y Rodón también causaron algo de controversia. El venezolano José Tábata de los Piratas claramente movió el codo en dirección del slider de Scherzer y fue golpeado por la bola. El puertorriqueño Roberto Pérez de Cleveland fue impactado en el pie de atrás por un slider de Rodón que probablemente no pudo esquivar, pero de cualquier forma no deja de ser desafortunado.
Entonces, si bien hay varias razones estadísticas para entender por qué la perfección ha sido inalcanzable en estos años (y ya nos vamos a ocupar de ellas), la explicación más sencilla de esta racha es que el béisbol es un juego de pulgadas y colectivamente nos hemos quedado cortos.
Los dioses del béisbol deben de estar riéndose de nosotros, amigos.
2. Los bateadores están trabajando el conteo
La visita al plato promedio en el 2012 fue de 3.82 pitcheos. El año pasado fue de 3.90 y este año es de 3.91. El porcentaje de lanzamientos tirados con cuenta completa fue de 4.6 en el 2012. El año pasado y éste, es de 5.0. El porcentaje de envíos que resultaron en un foul en el 2012 fue del 16.7%. El año pasado fue del 17.7% y este año 17.6%. Y por supuesto, la tasa de ponches ha estado a niveles históricamente altos en años recientes. En el 2012, el 19.8% de las visitas al plato terminaron en un ponche. El año pasado, llegamos al 23.2%, la más alta de la historia en una campaña completa.
Todo eso nos lleva a más pitcheos para el mismo número de outs. Y mientras obviamente eso no ha controlado el desfile de no-hitters, sí reduce las posibilidades de ver un juego perfecto. Después de todo, mientras más trabajen los bateadores los conteos, más probabilidades habrá de que haya una base por bolas.
3. Muchas bases por bolas
Uno de los cambios más grandes en el béisbol desde la última vez que vimos un juego perfecto es la forma en la que los lanzadores atacan a los bateadores. Las rectas viajan más rápido ahora que en ese entonces, pero se están tirando con mucha menos frecuencia.

No hay dudas de que esa forma de lanzar está funcionando. Entre el aumento de los pitcheos lentos y quebrados y el uso agresivo de los shifts defensivos que está tan de moda, el promedio de bateo en las Mayores se ha desplomado. En el 2012 fue de .255. Este año, esa cifra tras las primeras seis semanas de la campaña era de .235, que de determinar así al finalizar el año sería la más baja de todos los tiempos, “superando” la cifra de .237 de 1968. Con razón, hay tantos no-hitters.
El problema desde la perspectiva del juego perfecto, sin embargo, es que los serpentineros no controlan tan bien los envíos quebrados y lentos como sí dominan la recta.
PORCENTAJE DE PITCHEOS LANZADOS EN STRIKE (DESDE 2008)
Rectas: 51.8%
Rompientes: 44.7%
Lentos: 40.7%
4. Hay lanzadores que han sido sacados del partido lanzando un juego perfecto
Sería un descuido no mencionar dos anomalías que han ocurrido durante estos 10 años. Rich Hill fue sacado con un perfecto intacto ante los Marlins debido a problemas con una ampolla el 10 de septiembre del 2016. Y Clayton Kershaw fue retirado del encuentro luego de siete innings de perfección ante los Mellizos el 13 de abril de este año, en su primera apertura de la temporada, debido a que lidió con un caso de inflamación del antebrazo el año pasado.
Se trata de las únicas dos veces en la historia en la que un lanzador ha sido sacado del partido con un juego perfecto intacto después de siete entradas. Y ambas veces el que les quitó la pelota fue Dave Roberts, el manager de los Dodgers.
Dada la dirección que ha tomado el béisbol en términos de protección de los brazos, Roberts es más el síntoma que la causa. El juego completo, por supuesto, se convirtió en una rareza. En las últimas tres campañas completas (2018, 2019 y 2021) combinadas, hubo 137 juegos completos, apenas nueve más que en todo el 2012.
Esto no ha prevenido que veamos juegos sin hits ni carreras de forma bastante habitual. Pero evidentemente, es más fácil para un bullpen terminar un no hit no run que un juego perfecto. Seis de los últimos 19 no-hitters han sido combinados. Nunca ha habido un perfecto de ese tipo. Pero el relevo de los Dodgers no pudo culminar lo que empezaron Hill y Kershaw.
Si otro lanzador es retirado del encuentro con un juego perfecto en marcha, tengan esto en cuenta: Una vez se llama al bullpen, las probabilidades de un boleto aumentan. En las últimas 10 temporadas, los abridores le dieron base por bolas al 7.6% de los bateadores que enfrentaron, mientras que los relevistas al 9.8%. El año pasado, esos porcentajes fueron del 7.8% y del 9.8%, respectivamente.
5. De hecho, ya hemos tenido muchos juegos perfectos
Finalmente, le preguntamos a Tom Tango, Arquitecto de Datos de MLB, si podía calcular las probabilidades de un juego perfecto.
Advertencia: Su respuesta contiene el tipo de jerga matemática que muchos de nosotros olvidamos hace mucho tiempo en la preparatoria. Entonces, vamos a tener que confiar en la palabra del señor Tango:
“Digamos que el OBP, incluyendo embasarse por error, es de .333. Eso significa que sacar 27 outs seguidos es .667^27, que es más de 50,000 a 1. Sin embargo, un gran lanzador tendría un OBP en contra por debajo de .300, así que 27 outs seguidos sería 15,000 a 1. Un gran serpentinero con un OBP de .270 estaría en 5,000 a 1. Un lanzador malo naturalmente tendría una probabilidad bien por arriba de 50,000 a 1. Entonces, tenemos una distribución que no es simétrica. Si tomamos el promedio de todos los brazos, las probabilidades van a estar cerca de 20,000 a 1.
“Con 162 juegos por 30 equipos, tenemos casi 5,000 partidos, así que yo esperaría un juego perfecto cada cuatro años con 30 equipos. Con 16 clubes, estaríamos hablando de cerca de uno cada ocho años.
“Históricamente, eso es probablemente uno cada seis años y durante 120 años, esperaría cerca de 20 juegos perfectos en promedio”.
Pues, ya saben, lo que él dijo.
El resumen, si la matemática es correcta, es que hemos tenido 21 juegos perfectos en los últimos 120 años (sin contar los dos que hubo en el Siglo 19) cuando “deberíamos haber” tenido 20.
Bueno, esa cuenta es… casi perfecta.
Fuente: Anthony Castrovince/MLB.com @castrovince