Edwin Encarnación lanza la primera bola en el Rogers Centre
Los Azulejos de Toronto vivieron un momento lleno de nostalgia y orgullo antes del Juego 1 de la Serie de Campeonato de la Liga Americana.
En el Rogers Centre, el equipo canadiense invitó al dominicano Edwin Encarnación a realizar el lanzamiento de honor, recordando así una de las etapas más exitosas en la historia reciente de la franquicia.
Era la primera aparición de Toronto en una Serie de Campeonato desde 2016, y no hubo mejor forma de abrir la serie que con una figura clave de aquella época dorada. Encarnación, que jugó con los Azulejos entre 2009 y 2016, fue recibido con una gran ovación por los fanáticos, quienes no olvidan sus años de poder ofensivo con el uniforme azul.
Durante sus siete temporadas en Toronto, Encarnación conectó 239 jonrones, dejando su nombre grabado entre los grandes cañoneros del club. Junto a compañeros como José Bautista, Josh Donaldson y Troy Tulowitzki, lideró una ofensiva temible que llevó a los Azulejos a disputar dos Series de Campeonato consecutivas en 2015 y 2016.
Uno de los momentos más recordados de su paso por el equipo ocurrió en la postemporada de 2016. Ese año, Encarnación conectó un jonrón decisivo en entradas extras ante su compatriota Ubaldo Jiménez, de los Orioles de Baltimore, durante el Juego del Comodín de la Liga Americana. Ese batazo histórico, en el Rogers Centre, selló el pase de Toronto a la ronda divisional y desató la euforia de toda la afición canadiense.
Más allá de su éxito en Toronto, el poderoso bateador derecho tuvo una destacada carrera de 16 temporadas en Grandes Ligas, defendiendo también los colores de Cincinnati, Cleveland, Seattle, los Yankees y los Medias Blancas de Chicago.
Encarnación se retiró con 424 cuadrangulares, 1,261 carreras impulsadas y un OPS de .846, números que reflejan su consistencia y poder a lo largo de los años.
El homenaje previo al primer juego no solo fue un reconocimiento a sus logros, sino también un recordatorio del impacto que tuvo en el renacer de los Azulejos en la década pasada. Para los fanáticos, ver nuevamente a Encarnación sobre el montículo —aunque esta vez sin un bate en las manos— fue revivir una de las etapas más emocionantes de la historia reciente del béisbol en Toronto.
