Tarjeta de reclutamiento que Muhammad Ali será subastada
Muhammad Ali no solo fue uno de los mejores boxeadores de todos los tiempos, también se convirtió en un símbolo mundial de resistencia y justicia social. Su figura trascendió mucho más allá del cuadrilátero, marcando un antes y un después en la historia del deporte y la lucha por los derechos civiles.
Uno de los episodios más recordados de su vida ocurrió durante la Guerra de Vietnam, conflicto que enfrentó a Estados Unidos entre 1955 y 1975. En 1967, Ali se negó a firmar su tarjeta de reclutamiento, oponiéndose abiertamente a participar en una guerra que consideraba injusta y racista.
Un acto de valentía que cambió su destino
El 14 de marzo de 1967, Ali rechazó oficialmente firmar el documento que lo convocaba al servicio militar. Un mes después, el 20 de abril, se negó nuevamente a presentarse ante las autoridades pese a ser llamado en tres ocasiones. Esa decisión le costó caro: el 20 de junio fue declarado culpable en Houston por negarse a alistarse en las fuerzas armadas.
En su defensa, el campeón explicó su postura con una frase que quedó para la historia:
“¿Por qué me piden que lance bombas sobre gente de color en Vietnam, mientras tratan como perros a los negros en Louisville?”.
Ali consideraba la guerra un “genocidio” y creía que su participación sería una traición a sus principios. Sabía perfectamente las consecuencias que enfrentaba, pero eligió mantenerse fiel a su conciencia.
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Condena, sanciones y una lucha por la justicia
En aquel momento, el presidente Lyndon B. Johnson lideraba un país profundamente dividido por el conflicto. Aun así, tanto demócratas como republicanos coincidían en castigar al incómodo campeón. Estados Unidos perdía unas 100 vidas diarias en Vietnam y gastaba cerca de 2.000 millones de dólares al mes, mientras morían unos 1.000 civiles vietnamitas cada semana.
Ali intentó apelar su reclutamiento, alegando su condición de ministro musulmán, pero su solicitud fue rechazada. El juez Joe Ingraham le impuso la pena máxima: cinco años de prisión y una multa de 10.000 dólares. Aunque su entrada a la cárcel fue suspendida durante las apelaciones, la Comisión Atlética de Nueva York revocó su licencia y la Asociación Mundial de Boxeo (WBA) lo despojó de su título.
Su valentía lo transformó en un símbolo global. En 1971, la Corte Suprema anuló su condena, un fallo que representó una victoria histórica para el movimiento contra la guerra y consolidó a Ali como una figura de justicia y conciencia social.
“No me arrepiento de nada”
Años después, Ali reflexionó sobre su decisión y reafirmó su postura:
“Algunos pensaban que era un héroe, otros que estaba equivocado. Pero seguí mi conciencia. No quería ser un líder, solo ser libre. El gobierno tenía un sistema injusto: el hijo del rico iba a la universidad, y el del pobre, a la guerra”.
La tarjeta que marcó su historia, ahora a la venta
Décadas después, aquel documento que cambió el rumbo de su vida vuelve a ser noticia. La tarjeta de reclutamiento que Muhammad Ali se negó a firmar será subastada por la prestigiosa casa Christie’s, que estima su valor entre 3 y 5 millones de dólares.
El histórico documento, donde el espacio de la firma permanece en blanco como símbolo de resistencia, se exhibe actualmente en el Rockefeller Center de Nueva York. Según Christie’s, la pieza llegó a la subasta a través de los descendientes del boxeador, posiblemente con la mediación de su hija Rasheda Ali Walsh.
Más que un simple objeto, esta tarjeta representa un momento decisivo en la historia de Estados Unidos: el instante en que un atleta, guiado por sus convicciones, desafió al poder y cambió la percepción del heroísmo.
